7/7/21

Los famosos jardines de Babilonia al menos resultaron de un acto de amor. Dicen que los construyó un rey para su reina y para que recordara los paisajes de su patria de origen. Reinaban los cocos y los dátiles. Los nuestros, los maceteros, que sepamos, arrancaron con la visión urbanística que en el mismo momento que asumieron el gobierno local, poblaron de florecillas los canteros del plano inclinado del palacio municipal. Los maceteros vinieron a reemplazar a los bastones amarillos. Muestra de una improvisación cromática con fondos públicos.

Se ve que la vocación de arreglar el living arranca desde el principio de la gestión. Esos jardines, los babilónicos, mostraron, con el tiempo ,la decadencia de un imperio.

Los nuestros, están más cerca de las macetas del patio. Mientras subsisten y se profundizan las carencias de muy buena parte de la ciudad, se gasta, se gasta y se gasta donde no hace falta.

Se podría decir que lo estético prevalece sobre lo ético. Esa es una superioridad que solo se admite cuando la batalla por el empleo, contra la miseria se ha ganado. Mientras tanto son el ejemplo de una superficialidad indigna.